¿Donde encontramos la institución que nos enseñe sobre el amor? La respuesta obvia debe de ser: La familia. La familia es la escuela del amor y el lugar de entrenamiento para la realización del verdadero amor.


En la familia, cada uno crece, aprende y experimenta los ilimitados reinos del amor: Primero, el amor filial hacia nuestros padres, luego el amor entre hermanos y hermanas, después el amor conyugal con nuestra pareja, y finalmente el amor paternal hacia nuestros propios hijos e hijas. Cuando aprendemos y experimentamos estos cuatro reinos de amor en nuestro corazón, nos graduamos en esta escuela del amor. A través de este proceso nos preparamos para vivir todas las complejas relaciones de la sociedad en general. Debido a que somos diferentes de los animales, los seres humanos tenemos pocos instintos que nos guían. Aprendemos cómo amar y vivir, básicamente de nuestra familia y cultura. Por esta razón, es esencial establecer verdaderos patrones de comportamiento en nuestras familias para que luego modelen constructivamente la vida humana de las futuras generaciones.

De entre todas las instituciones que existen, la familia es la primera, la más básica e importante. La familia es la unidad fundamental y el elemento indispensable en la construcción de cualquier sociedad. Si no podemos lograr paz, amor y felicidad en nuestros hogares, no existirá esperanza de crear paz, amor y felicidad en la sociedad, la nación o el mundo. El propósito de nuestra existencia es la realización de este ideal de amor verdadero y felicidad en la familia, el cual se extenderá naturalmente a la sociedad. Buenas familias son elemento imprescindible para realizar una sociedad sana, prospera y feliz en cualquier parte.

Cuando observamos la familia, vemos que los padres están en la posición central. La familia se forma sobre la base del amor entre un hombre y una mujer. El amor es como el pegamento, el elemento que los une y que mantiene esa unidad. El amor de nuestros padres origina nuestra vida física y transmite el linaje. El amor y la familia son inseparables y por lo tanto es absolutamente necesario descubrir el valor y el propósito transcendental que el amor tiene en nuestras vidas. Sin lugar a dudas, el amor es una fuente de alegría y felicidad, pero cuando el amor se desvia y se mal usa, es también la fuente de los mas grandes desengaños y sufrimientos. El amor ilícito o prohibido es el principal enemigo de la familia y la causa de amargas tragedias tanto para las personas y familias involucradas como para la sociedad en general.