La violencia juvenil es un fenómeno social complejo, en el que inciden un gran número y variedad de factores que pueden propiciar su desarrollo. La presencia de algunos de estos factores no necesariamente conlleva al desarrollo de un joven violento. Es siempre la conjunción de varios factores la que facilita que pueda desarrollarse un perfil violento con mayor probabilidad. Entre los más destacados, se encuentran:

• Problemas psicológicos y trastornos de la personalidad: jóvenes con una autoestima pobre, con prevalencia de sentimientos de inferioridad, acomplejados, y con elevadas dificultades de integración entre sus compañeros. Chicos con determinados trastornos de la personalidad no atendidos y tratados adecuadamente.

• El ámbito familiar es el de mayor influencia en el desarrollo de la violencia. Una de las causas de este problema es debida a que los progenitores no han marcado límites y normas necesarios desde la infancia, y tampoco han aplicado consecuencias a determinadas actitudes o conductas inadecuadas, dejándolas impunes. Esta dejadez en la responsabilidad como padres se caracteriza por una actitud despreocupada, con tendencia a conceder y ceder ante cualquier petición de los hijos, hecho que denota un estilo educativo sin ningún tipo de autoridad, en el que todo está permitido.

• Asimismo, otra actitud que puede propiciar el desarrollo de un joven violento es la de los padres que muestran emociones de rechazo o abandono hacia sus hijos y los humillan o maltratan con frecuencia, a la vez que expresan conductas violentas ante ellos, convirtiéndose en modelos a imitar.

• En el ámbito escolar,  el colegio puede facilitar el desarrollo o afianzamiento de estas conductas violentas, por ejemplo, al no haber prestado la necesaria atención y no haber gestionado adecuadamente los casos de alumnos con dificultades de aprendizaje, de integración social, de fracaso escolar o de acoso.

• Asimismo, un sistema educativo excesivamente laxo, ambiguo o inconsistente, en que el profesorado no asume las responsabilidades necesarias hacia sus alumnos, puede dar pie a que éstos sobrepasen determinados límites sin recibir consecuencias y sin aprender a gestionar los conflictos y dificultades que puedan aparecer entre ellos.

• En el ámbito social, la violencia juvenil es un reflejo de la violencia social. El fomento de determinados modelos agresivos, la excesiva valoración del poder, el éxito sin esfuerzo, el consumismo, la competitividad extrema, el individualismo y la búsqueda del placer inmediato pueden influir en que el joven sobrevalore todas estas tendencias y las adopte como suyas. Para los jóvenes, las sociedades entrañan ciertos peligros que pueden favorecer un afloramiento de la violencia juvenil como, por ejemplo, el hecho de hablarse en exceso de los derechos y poco de los deberes, con la idea de merecer tenerlo todo sin tener que ganarlo o esperar para conseguirlo.

• Las sociedades con grandes diferencias de estatus socioeconómico y con imposibilidad de progresión o mejora pueden favorecer la erupción de violencia, así como la emisión de programas violentos en los medios de comunicación pueden llevar al joven a la imitación y a la tolerancia o justificación del uso de la violencia.

• Otros de los factores sociales más relacionados con la posibilidad de aparición de agresividad en los jóvenes son el fácil acceso al alcohol y a las drogas, así como la utilización de videojuegos con elevada violencia explícita, que pueden influir en el aprendizaje y la práctica de soluciones agresivas a conflictos.