El valor de la disciplina se adquiere dotando orden y eficacia para estar en condiciones de realizar las actividades que se pidan y poder desempeñarlas lo mejor que se pueda y ser merecedor de confianza.
Una persona disciplinada habla por sí misma, se deduce lo responsable que es para organizar su tiempo, actividades y está al pendiente de cumplir con lo encomendado. Su palabra es sinónimo de garantía y credibilidad ante los demás.
La disciplina es un entrenamiento que corrige, moldea, da fortaleza y perfecciona su misión, es formar buenos hábitos y establecer una serie de reglas personales que comprometan alcanzar un ideal, es una de las tareas más importantes de la vida. La persona que posee el valor de la disciplina es aquella que cumple con sus obligaciones, haciendo un poco más de los esperado, al grado de sacar adelante su trabajo y todo aquello en lo que ha empeñado su palabra.
Es muy significativa la forma en que aprecia el horario y el orden. No se olvida de mantener un ambiente agradable y armónico donde se encuentra. Es feliz con lo que hace, no ve el compromiso como una carga, no se molesta cuando le piden algo, piensa que es el medio para perfeccionar a otros a través del servicio a los demás.
Cuando se es disciplinado en las acciones cotidianas, con la familia, en la escuela y en la comunidad, no hace falta que lo vigilen y controlen, porque la misma persona está al pendiente de cumplir lo que le corresponde.
Con la disciplina se desarrolla la capacidad de ejercer control de los deseos, carácter, emociones, lenguaje y actitudes; todo esto ayuda a conseguir las metas que se han trazado, convencido de lo que se quiere. Este dominio no ocurre automáticamente, se necesita la guía de los padres y maestros para que apoyen el proceso y así poder lograr consolidar el valor de la disciplina. La familia transmite el valor con el ejemplo, para que así sea más fácil adquirirlo.
Desarrollar la disciplina
Se puede lograr si:
• Se aprende a reconocer los apoyos que se tiene y se aprovechan de tal manera que ayuden a llegar a la meta.
• Descubrir que este valor ofrece la oportunidad de participar cívicamente.
• Preocuparse por leer, ejercitarse y alimentarse adecuadamente.
• Pensar que con paciencia y disciplina se puede aprender muchas cosas y llegar muy lejos.
• Ser realista y esforzarse por desarrollar más las habilidades y destrezas.
• Pensar positivamente.