Muchos niños y adolescentes viven experiencias, que sin ser necesariamente traumáticas, pueden dejarles huellas importantes en alguna parcela de su personalidad. Me refiero a las consecuencias de algunos mensajes que los padres o los profesores dirigen a los niños, bastantes de los cuales, aunque estén orientados a estimularles o intenten corregir algunas conductas, pueden tener resultados diferentes a los esperados.

La tarea de educar resulta  muy compleja, la realidad nos muestra lo difícil que resulta a veces que un niño asuma determinadas actitudes y comportamientos y, por el contrario, en otros casos un simple comentario puede resultar suficiente para que le quede grabado como programa de vida.

En educación sólo podemos hablar de probabilidades. Se sabe que incidiendo en una dirección determinada aumentan las posibilidades de que se produzcan los efectos esperados. Por tanto, los mensajes que los padres y el profesorado dirijan a los niños necesitan estar impregnados de confianza en ellos, de sentirlos con capacidad para solucionar sus problemas y para mejorar personalmente.

Los mensajes positivos sirven para que los niños descubran habilidades que están dormidas o para reforzar otras de las que ya tenían consciencia. Sin embargo, cuando contienen,los niños quizá incorporen cualidades como la inutilidad o la minusvalía en alguna faceta, como si fuera una de sus señas de identidad (desordenado, vago,…). También cuando los padres no permiten que los niños hagan sus tareas y las hacen por ellos, ya que les están incapacitando con su sobreprotección.

Lo más importante para un niño es sentirse aceptado por los compañeros y que les llegue el amor de los padres de forma nítida. Si esto no se da así hará cualquier cosa para conseguir, cuando menos, la atención de los cercanos.

Si a los niños y a las niñas se les da participación, se les permite que se responsabilicen de sus tareas y resuelvan sus problemas, si se les quiere de manera incondicional y se les vive valiosos y capaces, ellos se sentirán que tienen límites, y también se sentirán con poder interno, con seguridad y con confianza en sí mismos y podrán tener una autoestima ajustada.