Los niños que son intimidados a través del bullying es probable que sean percibidos como blancos fáciles o como diferentes de alguna manera. Por ejemplo, un niño puede ser elegido como víctima de bullying por ser bajo de estatura, por estar en sobrepeso, tener una discapacidad física, usar ropa que no es “cool”, o por pertenecer a una determinada raza étnica o grupo religioso. Él o ella también pueden ser intimidados por carecer de ciertas habilidades sociales o por ser alguien que llora mucho o actúa extraño.
Cualquiera que sea la razón, los niños no siempre quieren hablar sobre el problema y pueden tener miedo de pedir ayuda y apoyo. Hay, sin embargo, algunas señales reveladoras:
•Evitar ciertas situaciones, personas o lugares
•Fingir estar enfermo para evitar ir a la escuela
•Convertirse en pasivo y auto-destructivo, o al contrario puede convertirse en activo y agresivo
•Llora con frecuencia o se siente triste
•Muestra signos de baja autoestima
•Muestra signos de lesiones
•Baja el rendimiento escolar en sus calificaciones o muestra signos de problemas de aprendizaje
•Tiene recurrentes síntomas físicos, como dolores de estómago y fatiga
Pasos que puedes seguir para tratar el problema:
Si crees que tu hijo está siendo intimidado o sospechas que hay un problema en la escuela, tú puedes ayudarlo siguiendo estos pasos:
1. Escucha a tu hijo: anímalo a hablar sobre la escuela, eventos sociales, otros niños en clase y su recorrido en el autobús a la escuela o centro educativo.
2. Toma en serio sus quejas: los niños a menudo tienen miedo o vergüenza de contar su problema, así que escucha atentamente cuando lo hace. Sondea sus quejas, algo aparentemente menor puede a veces descubrir un problema más grande.
3. Comunícate con la escuela: si piensas que tu hijo tiene un problema, ponte en contacto con su maestro o director de la escuela o centro educativo al que asista. Dile a los directores del centro educativo cuándo y dónde tu hijo está siendo intimidado y pídeles que supervisen estas áreas.
4. Forma un equipo con otros padres: trabajar juntos para asegurarse de que los niños en su vecindario son supervisados de cerca en su camino a la escuela o centro educativo.
5. Ayuda a tu niño a desarrollar sus habilidades sociales: un niño seguro y con muchos amigos es menos probable que sea intimidado o acosado por otros. Anima a tu niño a tener momentos para jugar con los niños en la escuela o ayúdale a hacer amigos con otros niños a través de grupos fuera de su escuela o centro educativo, tales como clubes, academias, grupos religiosos, etc.
6. Ayuda a tu niño a desarrollar un nuevo pasatiempo o habilidad: anímalo a aprender algo nuevo y placentero para sentirse bien consigo mismo, algo que desarrolle confianza en sí mismo, e incluso algo que amplíe su círculo de amistades.
7. Enseña a tu hijo cómo protegerse a sí mismo: enséñele a caminar con confianza, estar alerta a lo que sucede a su alrededor, y permanecer de pie por sí mismo en forma verbal. También practica con él el juego de roles a ciertas situaciones y que tu hijo practique respuestas diferentes.
8. Echa un vistazo a tu hijo: pregúntate si tu hijo está haciendo o usando algo que está animando a los malos tratos. A pesar de que ningún niño merece ser intimidado, a veces pequeños cambios en el comportamiento o vestimenta puede ayudarle a encajar.
9. Habla con tu hijo: busca oportunidades todos los días con tus niños para hablar acerca de la intimidación, tal vez mientras ven la televisión juntos, leyendo artículos en voz alta, jugando o saliendo a caminar a algún parque. Trata siempre de mantener abiertas las líneas de comunicación con tus hijos.
Fuentes: Susan M. Swearer, PhD; Allan L. Beane, PhD; National Crime Prevention Council; American Medical Association; Coalition for Children, Inc.
Recuerda que estar alerta hoy hará que tu hijo tenga un mejor futuro y crezca con bases sólidas para ser una persona segura en el futuro al llegar a su edad adulta.