1.-  Procurar en el hogar un ambiente estimulante para la inteligencia, sin angustias ni ansiedades, aprovechando las numerosas ocasiones que ofrece la vida familiar.
Las investigaciones más recientes y la experiencia de la psicología clínica de los últimos años están poniendo cada vez más claramente de manifiesto la importancia del tiempo compartido padres-hijos en el desarrollo equilibrado de los hijos. Está demostrado que la interacción hijos/padres desarrolla el lenguaje y la inteligencia, favorece el desarrollo personal y la salud mental, hace posible la sociabilidad, la apertura a los demás y al medio. Los padres que desarrollan actividades educativas con sus hijos en sus casas generalmente consiguen buenos desarrollos intelectuales.


2.- Con los más pequeños son especialmente interesante los juegos motores, lingüísticos y lógico-matemáticos, como aprender nombres de las cosas, leer carteles, conocer señales, charlar sobre los cuentos, aprender canciones, poesías, jugar a las adivinanzas, o comparar objetos, agruparlos por colores, formas, tamaños, los rompecabezas y construcciones...

3.- A partir de los seis años, les pueden ayudar en su desarrollo aptitudinal los juegos de estrategia, como el ajedrez, y los de construcción, como el lego, etc...

4.- Y siempre será importante que en casa haya un clima favorable a la lectura y a la conversación. Que los hijos vean a sus padres y hermanos mayores leer y contar lo que han leído. Que haya ratos en casa de conversación familiar, de este modo, además de otros efectos positivos, podemos ampliar su vocabulario y sus recursos lingüísticos.

5.- Estar pendientes de las dificultades de aprendizaje que puedan presentarse, para poner remedio cuanto antes. Y si se puede prevenir con una estimulación temprana, mejor.

6.- Evitar facilitarles en exceso la vida. Procurar ocasiones en las que tengan que esforzarse. Hacerles conscientes de la necesidad del esfuerzo. Procurar que adquieran, desde pequeños, hábitos de trabajo, orden, responsabilidad, constancia… Estar atentos a sus esfuerzos y elogiarlos. Ayudarle a que valore la responsabilidad fijándoles pequeñas metas que sea capaz de alcanzar si pone esfuerzo.

7.- Facilitar un lugar adecuado para el estudio en casa o fuera de ella. (Biblioteca, sala de estudio, etc.)

8.- Respetar el tiempo de estudio de los hijos. En ese tiempo no debe haber interrupciones, la televisión, el computador y otros distractores deberían estar desconectados, etc…

Por: Licenciado José Antonio Salegui, psicólogo clínico y psicoterapeuta. Experto en evaluación, diagnóstico y tratamiento de niños,  adolescentes, adultos,  terapia de pareja y familiar