A diferencia de muchos hombres, Xavier Briceño, padre del despierto y curioso Fabricio, disfrutó de su paternidad desde el mismo momento en que se enteró que su esposa Rossana estaba embarazada; involucrándose en todas las etapas y dejándose conquistar por los latidos que desde el vientre materno le dejaban saber, que sería el responsable de una vida en desarrollo.
La ilusión se apoderó de su ser, y en su cabeza visualizaba constantemente la llegada de Fabricio. Y fue así como esa excitante etapa, invitó a Xavier, con treinta y nueve años, a tomarse la vida menos a la ligera y a valorar mucho más las relaciones entre padres e hijos.
Hoy Fabricio tiene 5 años y este orgulloso padre admite que posee mucho más sensibilidad y otra visión del mundo que le rodea, que sólo puede brindarle el hecho de haberse convertido en papá, una condición que no cambiaría por nada del mundo.
Amistad y siembra de valores
Definir a los padres modernos es siempre complicado. A esta generación de progenitores del siglo XXI le cuesta un poco más establecer límites y disciplinar a sus hijos. Xavier no es la excepción, y reconoce que lo más difícil es castigar a Fabricio, quien ya ha desarrollado una técnica infalible para trastocar los argumentos de su papá: un simple “Papi, te amo”, y deja sin efecto cualquier ápice de molestia.
Para contrarrestar esta arma letal, Xavier insiste diariamente en la siembra de valores; en hacer de la educación y el respeto, las bases de su relación y el ejemplo para que este pequeño se convierta en un hombre de bien.
Xavier inclina aún más la balanza a su favor, dedicando tiempo de calidad a actividades con su hijo. Cuando va a buscarlo al colegio y lo ayuda con las tareas, son momentos para compartir y disfrutar. Pero si hay algo que de verdad le causa una enorme satisfacción, es escuchar a Fabricio decirle: “Papi, siéntate al lado mío, vamos a hablar”. Para él, esta invitación sella con la confianza y la amistad los lazos que los unen, más allá de la sangre.
La recompensa vale el sacrificio
Con 44 años, Xavier asegura que el aspecto económico es importante más no limitante, e invita a reconsiderar a quienes postergan el momento de la paternidad hasta alcanzar una estabilidad económica.
“Es una experiencia maravillosa. He dejado muchas cosas por él y no me pesa”. Así resume Xavier la travesía que hasta ahora ha realizado con la experiencia de ser papá, esperando poder repetirla más adelante con una niña, para así completar la anhelada parejita. Pero eso, sólo el tiempo lo dirá.
María Gabriela Valery Guzmán CNP 14977