La fidelidad es un valor fundamental, se aplica más directamente a las relaciones de pareja entre novios y entre esposos, y hoy hemos querido profundizar en este tema, porque no es necesario sufrir la infidelidad de la pareja para entender que este es un valor fundamental.

La fidelidad es uno de esos valores tan esenciales para la vida comunitaria y fraterna que se hace imperiosa su necesidad de retomarlo. Generalmente algunos conceptos se aprenden mejor sabiendo lo que no son. Por ejemplo:


-  No se es fiel, cuando se habla mal de la misma institución donde ese trabaja y devenga económicamente.
-  No se es fiel cuando se oculta al cónyuge otra relación, que a la postre terminará acabando con una familia, dejando vidas heridas.
-  No se es fiel cuando se cambia constantemente de opinión sin nunca materializar nobles ideales o buenas ideas.
-  No se es fiel cuando se engaña a otros en los negocios.
-  No se es fiel cuando se pide ayuda a Dios, pero paralelamente se hacen cosas indebidas, incongruentes.

Estos son ejemplos muy conocidos y sencillos de lo que no es la fidelidad. Ahora bien la fidelidad es todo comportamiento que respeta, guarda, cuida la integridad propia y la de los demás a nivel general. La fidelidad es la facultad activa de no traicionar la fe, esperanza, confianza que otros depositan en nosotros en las diversas relaciones contractuales adquiridas.

Varios son los ejes fundamentales que ayudan a sostener la fidelidad y lealtad para con los demás:

El compromiso, permite los lazos que sustentan la fidelidad como diciendo “me debo a…”. Las personas comprometidas saben que tienen ciertas responsabilidades diversas donde establecen relaciones, cualquiera que ellas sean.

El respeto, valora al otro, le reconoce su dignidad, su importancia como persona. La fidelidad es una gran modalidad de respeto profundo.

El amor, motivo inspirador para desear el bien del otro, en este caso mediante la fidelidad, pues es el sentimiento de la demostración; las verdaderas pruebas de amor se demuestran (el caso universal está en Cristo quien murió por amor a la humanidad caída)

La sinceridad, la cual mantiene la verdad de lo pactado, lo convenido, lo que se vive como experiencia interpersonal con los demás.

La fidelidad no es sólo la emoción y el gusto de estar con la pareja, es la lucha por olvidarnos de pensar únicamente en nuestro beneficio; es encontrar en los defectos y cualidades de ambos la oportunidad de ser mejores y así llevar una vida feliz.

Sin lugar a dudas, cuando somos fieles podemos decir que nuestra persona se perfecciona por la unión de dos voluntades orientadas a un fin común: la felicidad del otro. Cuando este interés es auténtico, la fidelidad es una consecuencia lógica, gratificante y enriquecedora.

Vivir la fidelidad se traduce en la alegría de compartir con alguien la propia vida, procurando la felicidad y la mejora personal de la pareja, generando estabilidad  y confianza perdurables, teniendo como resultado el amor verdadero.