Una de las maneras satisfactorias para los padres y maestros de educar la voluntad de los niños es enseñándoles a utilizar su propia libertad. Hay que hacerlos responsables de sus propios actos, concientizarlos a que luchen por fines nobles e, inclusive, dejarles que fracasen de vez en cuando, para que puedan aprender de sus propios errores.


Es conveniente que aprendan a resolver sus problemas y a responsabilizarse en determinadas tareas en la casa (poner la mesa, ordenar la habitación, recoger la ropa sucia, preparar su uniforme, ayudar en la cocina, entre otros). Conjuntamente con sus padres se acordaran de cuáles son las tareas que le corresponden en casa.

Hay que fomentar el que comprendan, acepten y respetan las reglas y normas familiares.

Esas normas deben ser:

  • Razonables: que se puedan cumplir
  • Expresadas con claridad: entendidas por todos
  • Realistas: adaptadas a su nivel madurativo
  • Coherentes
  • Consistentes: en su momento y lugar