El inicio como en todas las etapas de la vida, es algo nuevo, desconocido y en ocasiones nos llena de miedo cuando empiezas a notar algo diferente en tu hijo y no sabes que hacer y a quién acudir, es muy importante mencionar que cuando no eres padre primerizo, puedes más pronto detectar que algo anda mal en el desarrollo. Alejandro, por ejemplo, comenzó a ver mucho la televisión fijamente, aplaudir, aletear, correr en círculo; dejó de prestarme atención, ya no atendía a mis llamados y comenzó a tener intereses limitados solo comer y ver televisión, dejo de interesarse por sus juguetes, los tiraba por ahí sin cuidado alguno, dejo de socializar con las personas, pero a nosotros siempre se acercaba porque nos necesitaba, tenía la necesidad de comer, que le cambiaran el pañal, de dormir y también aunque resulte increíble de amor, porque él siempre ha sido un niño lleno de amor, busca la caricia, el abrazo, la mirada, el tocar mi cabello, oler mi cuerpo, le gusta que le cante canciones de grupos de música Pop de
moda y me mira con sus ojitos iluminados como 2 velitas con gran atención como adivinando mis palabras, sus labios se abren y a veces pienso que por primera vez escuchare su voz y cantara junto conmigo, luego se levanta a bailar y toma ritmo y me pregunto ¿Por qué no se desarrolla como mi hija?, ¿Por qué es diferente, que pasa Dios mío porque no me ayudas? A partir de ese momento inicie la lucha con el Autismo que se le había declarado a mi hijo de un día para otro y que poco sabia de él, en año 2000 la estadística marcaba que 1 de cada 10,000 niños lo padecían, la información era muy poca, frágil y dispersa, no había Psicólogo, Maestro en Educación Especial, Neurólogo o Psiquiatra que tuviera un criterio uniforme a la hora de valorar a Alejandro cada uno daba su propia versión, y eso me tenía descontrolada, actualmente en el año 2015 la estadística habla de 1 en cada 68 niños tiene algún trastorno relacionado al espectro Autista.
El autismo, desconocido para muchos, doloroso para otros e invisible para nuestra sociedad. Es muy común escuchar a la gente referirse a una persona con Autismo "Ahí va el Autista" "Mira ese es el Autista" y últimamente de forma discriminante haciendo bullying a las personas distraídas, excéntricas o retraídas le colocan la etiqueta de "AUTISTA", sin pensar que el Autismo es una discapacidad intelectual muy difícil de tratar porque en cada persona se manifiesta de diferentes formas e intensidades, haciendo difícil un tratamiento específico por la complejidad del diagnóstico que a veces lleva años a los profesionales para poder llegar a él y que durante el camino de la vida puede ir cambiando dependiendo la respuesta en la aplicación de la terapia conductual, sensorial y farmacológica que es distinta en cada caso por ser el tratamiento personalizado.
Para efectuar una detección oportuna que nos lleve a un diagnóstico y tratamientos adecuados para elevar la calidad de vida de las personas que tiene Autismo, tomemos en cuenta los siguientes puntos:
- Problemas de lenguaje
- Problemas para socializar
- Evita contacto ocular
- Expresión facial y corporal distinta
- Falta de reciprocidad emocional
- Ausencia de juegos espontáneos
- Intereses limitados
- Movimientos repetitivos y estereotipados
- Funcionamiento distinto en estas áreas que aparecen antes de los 3 años de edad.
Cada que llega la noche es imposible dejar de pensar en el futuro, ese futuro incierto, la desesperanza y la falta de oportunidades en las que nos encontramos todas las familias que tenemos hijos, hermanos o familiares con alguna discapacidad. El primer pensamiento es: ¿Que va ser de mi hijo cuando yo muera? ¿Quién cuidara de él?, ¿Quién atenderá sus necesidades básicas, educativas y sociales? Todos los días vivimos estas interrogantes, solo nos queda esperar los avances de la ciencia para descubrir una cura a este terrible trastorno que cada día llena de dolor a una familia mas.
Iliana Fernanda Rivas Ahumada
ESCRITORA
Mexicali, B.C. México.