La abnegación es tal vez la cualidad materna más reconocida y al escuchar hablar a Nelly de su hija deja en evidencia que sacrificaría lo que fuera necesario para que no le falte nada, para verla feliz.
Ana Joaquina es el nombre de su bebita, la que la convirtió en madre hace ocho meses atrás y vino a transformar su rutina. Titi, como cariñosamente llaman a Nelly sus amigos, es emprendedora por lo que antes de ser mamá estaba frente a su propio negocio y salía con frecuencia con su esposo, ahora su hija es el centro de su universo y dice que entre tanto no cumpla por lo menos el añito de edad no se va a despegar de ella.
Esta orgullosa madre admite que la sonrisa de la pequeña Ana Joaquina ilumina todo a su alrededor y ha profundizado en ella el interés por ciertos temas. “Me preocupa la situación actual del país y la calidad de educación. Deseo brindarle la mejor educación a mi hija… cuando no puedo ofrecerle lo mejor es muy frustrante”, expresa.
Presenciar el momento en el que Titi cruza miradas con su hija, es ser testigo de ese amor único que es capaz de brindar y recibir una madre y es justamente ese valor, el amor, el epicentro de la crianza que Nelly le está dando a su beba.
“Creo que el valor más importante que debo transmitirle a mi bebé es el amor, porque del amor se desprenden todos los demás valores”, comparte.
Espera más adelante incorporarse al trabajo pero mientras ese momento llega está encantada de ver crecer a su pequeña y de disfrutar en familia cada sonrisa y nuevo aprendizaje que le brinda.