Cristiano fue el primero en recibirnos. Haciendo alarde de buenos modales, vestido como todo un caballero, limpio y con un peinado prolijo no es difícil intuir que su mamá se esmeró por que estuviera lo más presentable posible para recibir la visita. Esa es en muchos casos la mejor carta de presentación de una madre.
Con 38 años de edad Elimar Rodríguez tiene toda la estampa de la mujer moderna, esa que sobre unos tacones asume con éxito, distintos roles en la vida. Hoy está dedicada a la formación de sus dos hijos, Cristiano de cuatro años y Luciano de dos.
Oriunda de Los Andes Venezolanos revela la influencia que recibió de sus padres para ser la madre que es hoy en día. “Para mí los valores más importantes en la crianza de mis hijos son la firmeza y la ternura y eso lo aprendí de mis padres. Mi mamá representó la ternura y mi papá la firmeza¨, comenta a la vez que reconoce haber recibido una formación ejemplar.
Recuerda que antes de convertirse en madre su trabajo era prioridad, eso sí, siempre haciendo tiempo para visitar el salón de belleza y lucir impecable. Aun cuando sigue siendo una mujer coqueta, las cosas han cambiado, pues sus prioridades son otras. Dedica la mayor parte de su tiempo a la crianza de sus dos pequeños, es ese ahora su principal trabajo pero también su mayor satisfacción.
Elimar entiende el valor que representa el criar hombres libres y para ello da importancia fundamental al cumplimiento de normas, pues tiene la certeza de que eso es lo que les va a permitir conducirse de manera responsable en el futuro. Mientras tanto, los deja correr, caerse y levantarse en libertad, siempre cerca para apoyarlos cuando así lo requieran.
Al cuestionarla sobre la opinión que le merecen las mujeres que postergan la maternidad para desarrollarse en otras áreas, tiene un mensaje muy claro: “No pierdan la oportunidad de vivir esta experiencia”, sentencia.