El respeto es el valor moral que faculta al hombre para el reconocimiento, aprecio y valoración de las cualidades de los demás y sus derechos, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como personas. El respeto ayuda a mantener una sana convivencia con las demás personas, se basa en normas que pueden variar entre las diferentes sociedades e instituciones, pero siempre los principios que lo rigen serán los mismos.
El respeto nos ayuda a tener amigos y buenas relaciones ya que si tú respetas te respetan. El respeto es la primera condición para la convivencia entre las personas, e implica el reconocimiento de la dignidad de cada una. El respeto a los demás nos ayuda a la participación. En nuestra sociedad se piensa erróneamente que debemos regirnos por nuestros gustos y caprichos, aún a costa de pasar por encima de los demás. Esta visión y forma de vivir impide establecer relaciones interpersonales positivas y lleva a quienes la practican a la soledad y el vacío.
En algunos ambientes materialistas de nuestra sociedad, se piensa que vale más y merece más respeto el que más tiene, y no el que más es.
Esto lleva a poner los ideales e ilusiones en lo material y elimina el sentido trascendente y la posibilidad de una realización y felicidad más profundas.
Porque hay algunos derechos que no proceden de ninguna obra realizada por el hombre, sino de su dignidad como persona humana, y hay otros que se adquiere por su manera de vivir y de pensar, al ennoblecer su dignidad.
Practicar el respeto significa entre otras cosas :
- Ver a la otra persona como yo me veo a mi mismo.
- Tratar a las personas como a mí me gustaría ser tratado.
- Tratar a los demás sin distinciones y con amabilidad.
- No hablar mal, no burlarse, no criticar ni ignorar a los demás.
- Saber escuchar y ayudar cuando alguien lo requiera.
- Dejar hablar a los demás y saberlos escuchar.
- No imponer los gustos, los caprichos personales, ni la voluntad personal.
- Ceder cuando sea necesario.
- Respetar la opinión de los demás.
- Respetar el esfuerzo y cuidar el trabajo de los demás.
- Desarrollar al máximo las cualidades propias para ser cada vez una mejor persona.
- Pensar que valgo por lo que soy y no por lo que tengo.
- Ser prudente y respetar el espacio, la intimidad y los sentimientos de los demás.
- Mostrarse alegre, generoso y bondadoso, ya que los demás merecen recibir lo mejor de mí.